domingo, 6 de junio de 2010

Cuando la Cultura se Hace Culto

Cultura como Culto “Juan esta por jubilarse después de haber trabajado por más de 30 años en una transnacional. Recuerda que cuando comenzó como aprendiz de mecánico la empresa era de unos gringos que hablaban mucho de que la calidad era lo más importante y que el cliente era la razón de ser de la compañía. Años más tarde se enteró que internacionalmente la empresa fue comprada por otros gringos de solo Dios sabe que país y que ahora todos debían centrarse en rendir utilidades para el accionista, que por cierto había invertido buena parte de su capital para que Juan tuviera trabajo. Pero el cambio radical fue unos cinco años atrás, cuando llegaron otros americanos con la genial idea de que lo importante era ser honestos, cumplir con lo que se ofrece, respetar a la persona por el solo hecho de serlo y de prestar un servicio de calidad a la organización. Hablaban de que todos los empleados eran iguales, nada más que tenían distintas responsabilidades y es más, a todos les dieron un librito en el que decía como es que se espera que se comporten y cual era el perfil que cada integrante de la organización debía tener para ser exitoso. En un principio Juan peso que solo era otro cambio de orientación más, pero ahora que evaluaba su paso por la compañía, se daba cuenta que realmente se había generado un cambio, pues todos en la organización tenían un lenguaje común, valores compartidos y comportamientos alineados con los conceptos que la corporación pregonaba, es más, recordaba que en alguna reunión internacional de Gerentes de Mantenimiento de la compañía, se percató que a pesar de que los participantes provenían de diversos países, con realidades distintas, todos profesaban la misma cultura y la comunicación, a pesar de que hablaban distintos idiomas era muy fácil.

Se dio cuenta que había llegado el momento de dejar una gran compañía, pero que la cultura que le había sido inculcada se la llevaba consigo.”

Las grandes empresas la tienen clara. Saben en verdad que es lo que quieren lograr y como lo lograrán, para ello, tienen reglas de juego claras y exigentes, las cuales normalmente terminan siendo grabadas en piedra y se despliegan a los empleados por medio de una visión y misión concretas. Desde luego esto no es suficiente, y estas empresas lo saben, pues necesitan que sus empleados sepan cuales son los comportamientos aceptados que reflejan los valores que la empresa ha decidido son los adecuados para poder ejecutar su misión y lograr esa visión retadora que se plantearon. Normalmente se valen de Manuales de Fundamentos, que vienen a ser la guía de comportamiento de sus trabajadores. Pero esto no es suficiente, pues también va acompañado de la ejecución de exigentes programas de adoctrinamiento y planes comunicacionales, en los que los trabajadores son expuestos a la los conceptos que configuran al cultura organizacional que se esta implantando, además de ello, el involucramiento de los gerentes y supervisores, los cuales creen plenamente en los fundamentos de la organización y fueron los primeros en ser adoctrinados y tienen un leguaje y objetivos comunes, los cuales son reforzados cada vez que hablan con su personal. De esta forma al cabo de tres años, la organización cuenta con una cultura fuertemente adoptada que prácticamente se vuelve un culto, así pues, solo quedarán en la organización los trabajadores que creen que la misión de la compañía es trascendente y que la visión es alcanzable y generará un beneficio no solo para los accionistas, sino también para los propios trabajadores y para la comunidad en la que la empresa desarrolla sus actividades.

Si usted esta en la posición de decidir un cambio trascendente en su organización, inicie por elaborar su propio manual de fundamentos y prepárese para inculcar en su organización una cultura como si fuera un culto.